jueves, 29 de marzo de 2012

#CAPITULO 3

P.d.v. de Blake Taylor
<<I'm sexy and I know it...>> Sonaba la música de fondo.
Cansado de tanto ruido atronador, y de cerveza, salí al patio a tomar un poco el aire. Era una de las cosas que más me relajaba: desconectar de todo y todos. Me sentía en armonía con el resto del mundo. Metido en mis pensamientos, empecé a caminar hasta que poco a poco me adentré en el bosque, aunque aún podía oír el sonido de la música. De pronto, escuché entre el follaje el ruido que hacen las hojas secas cuando se pisan y de ramas rotas. <<Qué raro. Un animal por aquí>> Pensé. pero en vez de irme de allí, me quedé mirando entre árbol y árbol, por si podía ver al animal. No me daba cuenta de que el sonido se me acercaba lentamente por la espalda, aunque cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde para pretender huir. Me giré despacio, temiendo que fuera un lobo,  o algo por el estilo. Pero no era nada de eso. Era mi amigo Mattius, o lo que quedaba de él. Parecía descomponerse por segundos, y la ropa deshilachada, olía a agrio, como si no se hubiera duchado o cambiado en días, o mejor dicho, como si NUNCA se hubiera duchado. Donde antes había una sonrisa a la que todos los dentistas del mundo admiraban, ahora había una mueca con 15 puntos de sutura. Olisqueó en el aire. Podía oler mi miedo. Entonces, con una mana, me agarró de la muñeca, y con la otra, me ladeó la cabeza. Y con un movimiento brusco y sin soltarme, abrió la "boca" y pude ver por el rabillo del ojo una lengua afilada, y cuatro filas de dientes, como los tiburones. Y me pareció ver en su mirada el destello de la maldad, como si fuera su comida.
Entonces ya no pude ver nada más porque sentí sus cuatro filas de dientes clavarse en mi cuello. Al principio, no noté más que un leve pinchazo., pero en cuanto su saliva comenzó a recorrer mi sangre, mis huesos, mis músculos, el leve pinchazo se convirtió en la más lenta y dolorosa de las torturas. Se me nubló la vista. Me temblaban las piernas. Escuché todos y cada uno de mis huesos crujir hasta el punto de hacerse añicos, como si fueran de cristal. Entonces fue cuando me di cuenta de que mi vida habia dado un giro de 180 grados.

2 comentarios:

  1. ¡ QUE HISTORIA MÁS CHULAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

    ResponderEliminar
  2. graaciass!
    no te olvides de contarselo a los demas! jaja yo aqi haciendo propaganda¬¬''

    ResponderEliminar