jueves, 29 de marzo de 2012

#CAPITULO 4

Martes, 13 de Febrero
P.d.v. de Blake Taylor
Esa mañana me desperté con un horrible sabor de boca, y en mi cama. No podía recordar absolutamente nada de lo ocurrido en la noche anterior. Bueno, en realidad, no podía recordar nada desde que salí al bosque a descansar los oídos.Desde entonces, todo eran imágenes borrosas en mi memoria, y no conseguía pensar con claridad: recordaba la mirada hambrienta de aquel animal que intentó atacarme, podía ver cómo yo había huído, pero lo veía como si fuese desde el exterior, desde otra persona, y lo último que recordaba era al animal desplomarse en el suelo, aunque no hubiera podido descifrar si estaba muerto o no.
Al mover mi cuerpo para salir de la cama, escuché todos mis huesos crujir, y luego me empezaron a doler insoportablemente. Grité, y la voz me salió ronca, áspera y débi.
Decidí volver a la cama, no tenía fuerzas para nada más. Y entonces lo vi. Era un sobre negro. con letras de color blanco. A pesar del dolor, alargué el brazo rápidamente y lo cogí. ¿Desde cuando estaba eso ahí? Lo abrí con curiosidad. ERa una carta de un tal instituto Dumort, que decía que supuestamente, estaba inscrito. sólo puede pensar una cosa : ¿Qué coño?
Me duché. Dejé que el agua me relajara poco a poco cada músculo. Cerré los ojos con fuerza. El dolor había mitigado pero solo un poco. El cuello me dolía un montón, y ese dolor se extendía hacia el brazo derecho.
Salí de la ducha envuelto en una toalla y secándome el pelo con la otra. Lo bueno de tenerlo corto es que no me tiraba mucho tiempo para dejarlo seco. Pasé por delante del espejo y, aunque solo fue un reflejo fugaz, me pareció ver una especie de marca en mi cuello. Apenas le di importancia, la verdad. Estaba demasiado cansado para pensar.
De pronto, me llegó una visión breve: el bosque, una hogera.
Me tumbé en la cama. El aturdimiento se apoderó de mí. Moví de un lado a otro la cabeza, intentando despejarme. ¿Qué...? ¿A qué venía eso? Pero, ahora que caía... ¿Por qué no recordaba nada de lo sucedido anoche? Una cosa era segura: no había llegado a emborracharme. Una cerveza de más quizás, pero nada del otro mundo. Además, creía (y no estaba muy seguro) haber rechazado aquella pastilla que me pasó Mattius. ¿O no? Bueno, signo de interrogación. En fín, la cosa había sido que me había tomado las cervezas y no se sabe si la droga, después había salido al bosque y... Ea, ahí quedaba todo.
¿Qué había sucedido la noche anterior?
Y... la marca esa de mi cuello. Me levanté para ver qué era. Fui al baño y me puse delante del espejo. Levanté la cabeza para que se viera mejor la señal. Sí, era como... ¿Un bocado? Parecía ser una mordedura, pero no humana. La forma de las perforaciones se asemejaba a la de unos dientes. La toqué un poco, un suave roce con la llema de los dedos.
Otro flash: el bosque, hojas en movimiento, luz, una persona en estado de descomposición practicamente... pero ese alguien era... era...
Salí de la ensoñación de nuevo. Me aferré al lavabo. Era... ¡Joder! Me sonaba, me sonaba mucho. Y estaba seguro de que lo conocía, tenía esa sensación.
Volvi a mi cuarto. En la mesilla estaba el sobre. Lo cogi. Dumort. Ni puta idea. Mis amigos jamás me habían hablado de él. Según ponía estaba en el bosque. A ver, yendo de botellón me había recorrido el bosque quientas mil veces, ¡y allí no había ningún jodido instituto! Bueno ni instituto ni otra cosa, no había ser humano con cojones de hacerse allí una casa.
Me tumbé. No quería pensar en nada. Pasaba del tema...

P.d.v. de Alexandra Price:
Primer día de clase. Eso es algo que debería fastidiar a la gente norma, pero seamos realistas, yo no soy normal enabsoluto. Miré el extraño edificio.  ¿Siempre había estado ahí? Tenía muros de apariencia antigua, todos hechos de piedra. Parecía que de un momento a otro el gigante de piedra ante el cual me encontaba nos iba a aplastar.
La gente pasaba a mi alrededor. Iban en grupos, pero apenas hablaban entre ellos. Sus pasos eran torpes, cansados, pero de alguna forma todos iban sincronizados. tenían la mirada perdida. Lo prmero que decidí hacer fue ir a conserjería para recoger mi horario y los libros. Le pregunté a un chico que pasaba a mi lado. Casi ni me miró. Y entonces, cuando di por heco que no iba a conseguir nada, el chico balbuceó algo incomprensible . Sonó como un ruido entre un gruñido y lo que sale cuando hablas debajo del agua.
Con un movimento cansado, estiró el brazo y señaló dentro del edificio. Parecía que el brazo se le iba a caer.
Le di las gracias, aunque el no pareció inmutarse: siguió andando.
Próxima parada: secretaría.

#CAPITULO 3

P.d.v. de Blake Taylor
<<I'm sexy and I know it...>> Sonaba la música de fondo.
Cansado de tanto ruido atronador, y de cerveza, salí al patio a tomar un poco el aire. Era una de las cosas que más me relajaba: desconectar de todo y todos. Me sentía en armonía con el resto del mundo. Metido en mis pensamientos, empecé a caminar hasta que poco a poco me adentré en el bosque, aunque aún podía oír el sonido de la música. De pronto, escuché entre el follaje el ruido que hacen las hojas secas cuando se pisan y de ramas rotas. <<Qué raro. Un animal por aquí>> Pensé. pero en vez de irme de allí, me quedé mirando entre árbol y árbol, por si podía ver al animal. No me daba cuenta de que el sonido se me acercaba lentamente por la espalda, aunque cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde para pretender huir. Me giré despacio, temiendo que fuera un lobo,  o algo por el estilo. Pero no era nada de eso. Era mi amigo Mattius, o lo que quedaba de él. Parecía descomponerse por segundos, y la ropa deshilachada, olía a agrio, como si no se hubiera duchado o cambiado en días, o mejor dicho, como si NUNCA se hubiera duchado. Donde antes había una sonrisa a la que todos los dentistas del mundo admiraban, ahora había una mueca con 15 puntos de sutura. Olisqueó en el aire. Podía oler mi miedo. Entonces, con una mana, me agarró de la muñeca, y con la otra, me ladeó la cabeza. Y con un movimiento brusco y sin soltarme, abrió la "boca" y pude ver por el rabillo del ojo una lengua afilada, y cuatro filas de dientes, como los tiburones. Y me pareció ver en su mirada el destello de la maldad, como si fuera su comida.
Entonces ya no pude ver nada más porque sentí sus cuatro filas de dientes clavarse en mi cuello. Al principio, no noté más que un leve pinchazo., pero en cuanto su saliva comenzó a recorrer mi sangre, mis huesos, mis músculos, el leve pinchazo se convirtió en la más lenta y dolorosa de las torturas. Se me nubló la vista. Me temblaban las piernas. Escuché todos y cada uno de mis huesos crujir hasta el punto de hacerse añicos, como si fueran de cristal. Entonces fue cuando me di cuenta de que mi vida habia dado un giro de 180 grados.

#CAPITULO 2

La noche del 12 de Febrero...
P.d.v. de Blake Taylor
Me vestí, me arreglé y me fui a la fiesta a la que me había invitado mi mejor amigo, Mattius Thomson, desde la infancia. Ibamos a estar en su casa de campo, sin padres, y sin vecinos, lo que quiere decir que podríamos poner ¡la música hasta que nos explotaran los oídos!
Iba conduciendo tranquilamente por la carretera que tantas veces había recorrido: me sabía el camino de memoria. Hubiera podido reconocer cada árbol, cada roca, cada diminuta rama entre un millón.
De niños, era el mejor sitio en el que podíamos estar Mattius y yo. Por aquel entonces, era nuestro escondite-secreto-refugio-anti-chicas, aunque esto último fue cambiando con el tiempo...
Nunca hablamos con nadie de su existencia, ni siquiera la mencionábamos, o sino, hubiéramos roto nuestro " juramento de amistad" Qué tonto suena, pero por aquel entonces éramos niños, con mucha imaginación, capaces de convertir una simple caja de cartón en el coche de carreras más rápido del mundo, o el cohete que nos llevaba a planetas desconocidos. No pude evitar sonreír al recordarlo...

P.d.v de Alexandra Price:
Esa misma noche...
Estaba un poco nerviosa por mañana, pues sería "mi gran día", por así decirlo. Pienso que siempre es bueno causar una buena primera impresión, vayas dónde vayas.
Elegí unos vaqueros ajustados de color turquesa y un top de mangas al codo a rayas del mismo color, que hacía juego con mis ojos.
La gente siempre me había juzgado por lo que soy -o mejor dicho, lo que no soy-mi ropa, mi forma de ser, las notas, en fin, todo. Quiero que sea diferente este año, ya estoy cansada de "amigas" que parece que se alegran de que me pasen cosas malas...
Y lo peor, es que nadie parece nunca entenderme, ni mis padres, ni los profesores, ni yo misma soy a veces capaz de entender lo que pasa por mi cabeza pelirroja. Cuando he tratado de contarle a alguien lo que me pasa, se van diciendome algo como <<no tengo tiempo>>, o <<y qué más da?>>, o incluso <<y eso, ¿a quién le importa?>>

#Bienvenidos a Dumort...

El instituto Dumort tiene el placer de comunicarles por la presente que sus puertas estarán abiertas a unos pocos privilegiados que han sido seleccionados para estudiar en sus instalaciones.
¡Enhorabuena! Usted es uno de ellos
El curso comenzará el próximo martes 13 de Febrero.
Les saluda cordialmente, la directora,
Feldman

I
Punto de vista de Alexandra Price:
Abrí con manos temblorosas aquel sobre que había legado hasta mi buzón.
No tenía ni idea de por qué había sido seleccionada, nisiquiera sabía dónde se encontraba aquel instituto.
Hice memoria para ver si alguna vez me había encontrado con el edificio por los alrededores, algún cartel publicitario o algo que indicara su existencia. Sin embargo, aunque nunca lo había visto, mi instinto me decía que sí sabía cómo llegar...
Me detuve un momento a pensar cuándo sería el próximo martes 13 de Febrero. <<Mierda>>. Pensé. El próximo martes 13 de Febrero sería... ¡dentro de 7 días! Un escalofrío recorrió mi espalda: ¿cómo se lo diría a mis padres?